El Congreso aprobó ayer, día 21 de febrero de 2019, la nueva ley hipotecaria que entrará en vigor en 3 meses. La norma es una transposición de una directiva europea que llega con casi tres años de retraso.
Esta nueva ley promueve una mayor protección para los clientes, que ganarán en información, tiempo y dinero.
Diez días
El cliente tendrá al menos diez días para revisar su contrato antes de firmarlo. El objetivo es que disponga de tiempo suficiente para leer el contrato con tranquilidad, resolver las dudas que le puedan surgir y dialogar con la entidad si hay alguna discrepancia.
Mayor peso de notarios y registradores
El consumidor podrá, en esos diez días, acudir al notario que libremente elija y reunirse con él para estudiar el contrato y este comprobará que el banco le ha entregado toda la documentación exigible y en el plazo adecuado.
Los gastos
Todos los gastos, excepto los de tasación, tendrán que ser asumidos por las entidades financieras. De esta manera, serán ellos quienes paguen por gestoría, notaría, el Impuesto de Actos Jurídicos Documentados (IAJD) y el registro. Aunque eso sí, si se piden más copias del contrato las costeará aquel que las solicite.
Comisión de apertura
Por otro lado, la nueva norma no prohíbe que las entidades financieras cobren comisiones de apertura, aunque estas sólo se devengarán una vez y englobará la totalidad de los gastos de estudio, tramitación y concesión del préstamo.
Cláusulas suelo
Se prohíben las cláusulas suelo. Las operaciones con tipo de interés variable no se podrá fijar un límite a la baja del tipo de interés y el consumidor se podrá beneficiar de las caídas del Euribor.
Novedades en las vinculaciones
La nueva Ley establece que las entidades no podrán imponer sus productos vinculados como seguros de vida, seguros de hogar, tarjetas de crédito… aunque si podrán hacer bonificaciones por los productos que se contraten, como se hace en la actualidad.
La amortización anticipada será más barata
Bajan a la mitad las comisiones de amortización anticipada para hipotecas de tipo fijo (2% durante los 10 primeros años y 1,5% después), mientras que el cliente deberá elegir el tipo de amortización a tres o cinco años cuando su hipoteca sea a tipo variable (comisiones del 0,25% o del 0,15% respectivamente).






